La actualidad en cierto modo se ralentiza durante el fin de semana, y parece que en estos momentos lo que tiene en un sin vivir al personal es el fútbol. Bueno, lo que ahora se llama fútbol. Esa reunión de tíos que ganan un pastón, que siempre están cansados o tristes para jugar, pero que para hacer anuncios están como una flor y a los que gente que gana por debajo de los 1000 euros entrega dócilmente parte de su sueldo, en taquilla o en la reventa, para que ellos decidan si el último contrato que firmaron -hace un par de meses- ya les parece corto, y decidan no jugar. Allá ellos y los que los pagáis.
Lo noticioso es lo del himno, con el que se han demostrado dos o tres cosas; la primera es que una letra hecha, no para el himno en sí mismo, sino para “no molestar” a nadie, va a salir siempre descafeinada; lo segundo, es que se haga la que se haga, hay gente que siempre va a decir que no, porqué sí; y la tercera cosa es positiva: por primera vez y sin que sirva de precedente, un organismo de representación nacional, el Comité Olímpico, ha decidido envainársela en público antes que seguir una guerra con los ciudadanos. Esto es un buen ejemplo, si algunos lo hubieran hecho antes les habría ido mejor.
Mientras, en los hospitales de
La foto es de hoy a aproximadamente las 10.30.
Pepeprado
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