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miércoles, 27 de febrero de 2008

De vuelta

Volví en el Ave de doña Magdalena (ella habla que parece que lo ha pagado de su bolsillo) y me encontré mi Málaga tal como es. Un taxista que se puso de mala leche por tener que traerme a la Plaza de la Constitución, como si yo tuviera la culpa de mi bloqueo territorial; la plaza llena de cacharros para la tribuna; la circulación como todos sabemos, ruidos horrorosos, olores desagradables, etc.…, en fin, lo normal.

Lo malo es que comparé. Pamplona, de donde venía, es una delicia; limpia, tranquila, con una gente amable a mas no poder; con taxistas que no solo te transportan con buena cara, también te informan y te dan ideas de adonde tienes que ir, y ¡Sorpresa! un centro histórico en el que se acuerdan de los derechos de los que viven allí y les dan 20 minutos para llegar con su coche y descargar. (Prometo que mañana enseñaré la prueba documental de este insólito hecho). Y además se come…, ¡jó, como se come!, y se bebe... Lo dejaré.

Durante este tiempo han pasado cosillas; me dio pena la mamá del señor Bernat Soria. Con lo contenta que estaría la señora al pensar que su niño -gracias a estudiar tanto- había llegado a ministro, ahora él va, y se recalifica como una especie de “mamporrero nacional”, preocupado solo por el bebercio y la jodienda de la juventud. Cosa además totalmente inútil, porque los condones se regalan como chicles: Como ejemplo; a mí me los ofrecieron hace poco en la puerta de la facultad de Ciencias de la Información, unos que eran de propaganda de Telefónica; la oferta tuvo en mí dos efectos, uno positivo ya que me indicaba que la ciudadana repartidora “todavía” me encajaba en el apartado de los posibles usuarios del producto a pesar de mi aspecto, pero por otra parte, otra negativa, ya que me preocupó pensar que me hubiera visto cara de “salido”. Vaya lo uno por lo otro, pero el IVA, señor Bernat, sería mejor quitárselo -por ejemplo- a algunos productos farmacéuticos de urgente necesidad.

También me di el lujo de no ver/oír el mal llamado Debate. No obstante en los intermedios del CSI pude comprobar que era lo previsto. Cada uno largando sus mismos rollos y el contrincante mientras, a su bola. Lo que en el antiguo TBO se llamaba un dialogo para besugos. Naturalmente, tras ese simulacro, antes de que las nenas buenas del Horatio cogieran al malo de turno, ya había magníficos analistas que lo sabían todo; quien había ganado; porqué; que corbata era la mejor; que afeitado era el más oportuno, y más, y más, y…

Yo propondría eliminar (no físicamente, sólo presencialmente) políticos y colocar al frente de los gobiernos a analistas: Estos lo saben todo, tiene todas las soluciones.

Que pena, que se les vea el plumero, porque en lo único que hay unanimidad es en que; “A todos les ha gustado el suyo, que por cierto es siempre el que ha ganado”. Reconozcamos que con estos análisis tan imparciales, la fe en los medios de comunicación queda como mínimo malparada.

Otra cosa que echo a faltar es que, aunque todos emplean términos de “ganó, “arrasó”, etc. nunca encuentro el término “convenció”, o el de “explicó”, y otros similares. Así nos va. De todas maneras, como el evento ha sido un éxito de público, y además da mucho juego para hacer esas magníficas encuestas y tertulias, lo vamos a repetir. Pero una cosa está clara; ninguno podrá superar la facilidad y donosura del verbo de ambos señores Cháves; el verbo exaltado del ultramarino y ultramontano y el jacarandoso y bonancible del pachá hispalense. Si los dos montaran un debate, ése, seguro que si batiría records de audiencia. Pasarían a la historia como preclaros ejemplos del buen decir y de la claridad en la exposición de ideas. Pero como son del mismo color, no hay color, sólo varían en el tono. Ahí dejo la idea. Mañana más. Hoy veré qué está pasando por aquí.

Pepeprado

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