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sábado, 8 de marzo de 2008

Reflexión

Soy tan raro, que hasta uso el día de reflexión para reflexionar un rato, no mucho, porque no merece la pena y puedes terminar echándote a llorar.

Según me dicen, mañana es el día en que triunfa la democracia. El día en que todo esta bien y puedes opinar libremente.

¿Será verdad?

A mi no me parece muy de recibo un país en el que la Universidades impiden las conferencias a los no convenientes; un país donde hay cantidad de ciudadanos que tienen que ir con guardaespaldas; un país donde ser concejal de pueblo o ciudad grande es jugarse el pellejo; un país donde la ley concede todos los derechos a los asesinos parque hay que “reeducarlos” pero se los escatima a los ciudadanos de a pie; un país donde los inmensamente ricos se hacen más ricos a cada momento y nunca van a la cárcel, pero nos ciudadanos “sin posibles” van al talego por cortar matojos o no tener para pagar la hipoteca; un país donde muchos no pueden decir de que partido son porque los estigmatizan; un partido donde hay alcaldesas (la de Mondragón) que piden dos días libres para no condenar un asesinato; un país en el que escuchar una determinada emisora o leer un determinado periódico marca al oyente o lector para siempre; un país en el que para ser progresista hay que ser de un solo lado del espectro político; un país donde, cuando unos se reúnen, opinan y vitorean están ejerciendo de demócratas, pero cuando lo hacen otros significa que se están entrometiendo en la vida política; un país donde el trabajo, la subvención o la ayuda depende del color partidario… En fin, que las dudas son el único fruto de la reflexión, por eso es tan peligroso que el hombre piense.

Ayer mismo, con el cuerpo del último muerto todavía calentito y su viuda destrozada, algunos políticos lanzaban arengas, eso si, muy domesticas, para que se participara, pero me da la impresión de que no lo hacían para respaldar al muerto, sino porque no se quién les ha dicho que les conviene la participación. De asco.

Salga lo que salga mañana, y cuando terminen todos de convencernos de que han ganado, se cumplirá nuevamente esa máxima que creo fue expresada por Churchill: “cada pueblo tiene los gobernantes que se merece”. Quizás habremos hecho algo malo en la otra vida y por eso nos castigan en esta.

En un tono más cercano pero también pesimista; ayer falleció a los noventa y tres años don Antonio Colina. Era ingeniero y académico de la RAE, lo que no es poca cosa. Había dedicado toda su vida a la cultura y a trabajar; solo se ha merecido una mención de pasada en los media. Normal: Para verle un lado positivo, si lo hubiera, a la noticia; ha quedado una vacante para Ana Rosa Quintana, la que escribe por delegación o para “la Esteban”, la que más innova en el lenguaje. Descanse en paz don Antonio, aquí nos quedamos con lo que nos quedamos.

En Málaga, anoche ya estaba en la calle el primer traslado, el de Estudiantes. Ambientazo en la calle. Ganas de Semana Santa.

Y pendiente de la reapertura del Café Central; hoy o mañana, seguro, me lo ha dicho mi hermano Rafael y nunca me ha engañado. Bajaré a ver que pasa y lo contaré el lunes.

Que Dios reparta suerte, aunque hasta de eso dudo.

Pepeprado

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