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sábado, 19 de julio de 2008

Bergen

Tras conseguir mandar los dos anteriores, ya estoy menos atrasado y puedo intentar “casi” ponerme al día con mis historietas.

El día empezó como siempre en estos casos; hecho un puñetero lío con las cámaras, los papeles y la madre que parió a la parafernalia turística. Para arreglar la cosa, las lumbares averiadas de mi cintura se declararon en huelga y me pusieron más doblado que una alcayata de las antiguas. Menos mal que los calmantes, aunque te dejan ligeramente agilipollado, te arreglan lo bastante como para tirarte al campo de batalla turístico. Lo dicho, pastillitas al canto, desenvaine del bastón de emergencia y ale… a la calle.

Bergen es una ciudad pequeñita, tranquila y que lo tiene todo juntito, juntito. El puerto, el Mercado del Pescado, que no es lo que suena, es un mercadillo en que se vende de todo, pero muy fino y educado. Desde luego hay cantidad de pescados ahumados, envasados, a las finas hierbas y demás formas de prepararlo. La curiosidad es que aquí me parece que están todos los jóvenes del sur de Europa con ganas de ganar pasta en verano. Tanto que en el mercado, en cada caseta o tenderete, ponen la bandera del lenguaje predominante (español, italianos, etc..) lo que no significa que “solo” se habla ese idioma, sino que es del que más dependientes hay, porque no son noruegos que por ejemplo han aprendido español, es que son niños y niñas de la Mancha, de Burgos, de Cádiz, etc… que además parecen saber de pescado más que el que los pescó. La verdad es que te sientes como en casa.

Tras ir de compras, pausadamente, sin prisas y procurando no moverme más de la cuenta, que al fin y al cabo, uno es un señor mayor, vimos la ciudad, y al volver es cuando conseguí, peleándome con un teclado noruego, mandar los desparrames mentales anteriores.

Después, al barco, y a la vida tranquila, de turista relajado. Esta noche navegación, y mañana Stavanger, que a mí me suena mucho, ya que en mis tiempos de Sterling, mi primera compañía, tenía varios vuelos a eso, a SVG. La vida es cíclica, hay cosas que te vuelven al cabo de los años.

Vamos a ir a otro fiordo de los de ole y no te menees, pero va a ser una osita aseada, desde un barquito y sin ajetreo, sin tener que subir montes ni tirarse al monte. Ya contaré como ha ido la cosa.

Hasta que pueda….

Pepeprado

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