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domingo, 4 de enero de 2009

Un fin de semana navideño

Ha sido (está siendo) incluso tranquilo. Lo único que ha demostrado la no-crisis, es que parece que estamos siendo algo más cuidadosos con la pasta. Hay mucha gente paseando, pero menor incidencia en los gastos. El asunto de las rebajas da que pensar. Entre otras cosas, como reflexiona hoy don Manuel Alcántara; sí, es que todos los comerciantes se han puesto de acuerdo para perder dinero en nuestro beneficio, porque nos quieren a rabiar, o sí es que los precios están, durante el resto del año, hinchados como melones de Benamejí. Como sospecho que querernos, no nos quieren tanto, es lo otro, lo de la hinchazón. Bueno, a ver como acaba esto.

Por ahí, casi todas son noticias malas, aunque al menos hay una buena; Liberado en Somalia el fotógrafo español José Cendón A este, que sí es un periodista, no como las Pestiño, o las Anarrosas, parece que se le ha dado poca importancia, se han tardado dos meses en liberarlo y nunca sabremos cómo. Es señal de que no es un periodista “obediente”. Al menos, que pase el resto de las Navidades en su casa, mientras los de la casquería y el dedo en la basura, siguen a lo suyo. Bienvenido a casa, tío.

En Málaga, una noticia con su cierta gracia;Facultades de la UMA empiezan a impartir asignaturas en inglés”. A mí me parece estupendo que se hable inglés, francés, alemán o swahili, pero que se hablen “además de”. Porque lo que sé es clarito como el agua clara, es que el español, cada vez lo habla medio regular, menos gente por aquí. Al menos hablarlo con una cierta dosis de compostura. Los asesinatos lingüísticos están a la orden del día; el ataque a las formas es a la carga; los destrozos de palabras y acepciones, se producen con total impunidad. Hay una parte de la tribu, que habla enteramente como los indios de las películas. A otros, se les entiende menos, porque parece que no quieren que se los entienda. Enteramente parece que a algunos/as les da una cierta vergüenza hablar la lengua de los antiguos. ¿Por qué? No lo se, no soy tan listo, pero pasa. Así, que sí, que vale; inglés sí, pero una miajita de español de andar por casa también, y a ser posible antes, que he visto apuntes, notas, redacciones y papeleos varios, como para caerse de espaldas. Como anécdota al pelo, hace un par de meses una, ahora compañera, se presentó a sí misma con un español estupendo y un ligero acento, cuando la profesora le preguntó que de dónde era y cuando había llegado contestó que, “rusa y hacía dos días”. Se me escapó, un “¡leches, habla mejor que algunos amigos míos!” Eso es lo que hay. Habría que explicar por si acaso, que hay una cierta diferencia entre el habla coloquial y pastueña usada en la barra de bares y establecimientos del ramo, y la que hay que utilizar para otros menesteres. Como ejemplos diarios; que imberbes y cortitos de entendederas, con la carrera terminada hace un rato, se dirijan al Presidente del Gobierno o al Obispo de turno, llamándoles de tú, y preguntándole groserías, no es periodismo cercano, es simple y pura mala educación. El presidente del Gobierno y sus ministros, por malos/as en sus encomiendas que algunos sean, ostentan un cargo, y ese cargo ya, por sí mismo, se merece un respeto. El Obispo, lo mismo que el Dalai lama o el Imán de la Meca, son cargos a respetar, aunque cada uno tenga sus creencias. No vale eso de; ¡Oye Rouco, y del parto qué!.. y cosas por el estilo. No hay que confundir la velocidad con el tocino, la gimnasia con la magnesia, ni la democracia con la mala educación. (Me parece que me estoy pasando pidiendo eso de la buena educación…)

Finalmente una nota llamativa; «Deténganme que quiero volver a Brasil» Un inmigrante que está dispuesto a todo por largarse de aquí. ¿Habremos doblado el Cabo de (la) Buena Esperanza? Y no nos hemos enterado. Pensemos en ello.

Hasta mañana.

Pepeprado

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