Está siendo raro, pero no malo. Estas cosas te dan paz espiritual y te dejan relajado. He llegado a pensar si el país no funcionaria mejor sin nadie que lo dirija. Mejor no pensarlo, porque a estos que “luchan” por nosotros les iba a dar un pasmo al caer en la cuenta de que se quedaban sin chollos.
Lo único que tenía pre-archivado para escribir de ello, es la cantidad de nuevos florilegios que se están largando por las televisiones. La proliferación de nuevos términos lingüísticos, lanzados al éter con liberalidad y desprendimiento está desbordando los límites de lo digerible. Ya volveré sobre esto (estoy pensando en hacer un diccionario nuevo, de español cambiante), pero no me resisto a poner un par de pelas de esta semana. La primera, de una reportera que le pareció que quedarse perplejo era poco y anuncio que el ciudadano en cuestión se quedaba “perpléjico”, esto es, en un estado intermedio entre eso, perplejo y parapléjico. Criaturita.
Pero todavía otra se echó el record a la espalda; anunció algo que debía ser interesantísimo y por lo visto entre varios, uno de ellos en vez de ser el retador, o el desafiador, era… el retante. Vamos, como mutante pero cabreado. Ya hablaremos de estas cosillas, pero hay que hacerlo con calma, sin perder la compostura que estamos delicados.
Ahora para redondear el día y olvidar estas cosas, me voy al concierto en el Cervantes y después al MR1 para terminar la jornada. Espero que mañana podré sentarme con algo de tranquilidad a ver el mundo mundial.
Como desagravio por mi falta, pongo unas fotitos del aeropuerto, en una de ellas se ven las obras (un montículo al fondo) de la nueva pista.
Hasta mañana… espero.
Pepeprado
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