Si miramos todo lo que pasa en nuestro país, lo más llamativo que veo es eso, la impunidad con la que los desalmados circulan a nuestra costa, tanto económica como moralmente. El país está conmocionado por el choteo que los matarifes de Sevilla se traen con todos, policía, jueces y público (ni que decir de la pena de la familia).
Ahora, cuando pasa algo de esto, toda la sociedad se echa las manos a la cabeza y empieza a gritar y a pedir justicia, pero hay que recordar que este es el código que mucha gente aplaudió; estos son los jóvenes que protege esta sociedad; estos son a los que las teles ofrecen productos y lisonjas. Creo que ha sido don Antonio Burgos quien ahora ha hablado de “niñatocrácia”, me parece bien, pero tarde. Casi todos somos culpables, empezando por los que se sientan ante el televisor para oír, ver y escuchar a toda la panda de sinvergüenzas que -cobrando- van a reírse de la sociedad. En esto, entran maltratadores, estafadores, asesinos, y encamadas y encamados con personajes conocidos. Esta permisividad trae esto. Este Gobierno, que es lo más güeno del lugar, protege estas cosas porque sólo cuenta los votos, no la calidad de las personas. Así nos va, pero, para más oprobio, ya ni siquiera tenemos derecho a quejarnos cuando sepamos que estos carniceros se van a escapar con un par de añitos de semi-talego (o en una residencia social). Es lo votado y aprobado.
Como ejemplo para contraponer a esa impunidad, en un ejemplo que aúna esa “protección inmediata” a lo que digan unos nenes y esa reacción fulminante contra algunos, esta noticia, de hoy; “Detenido un profesor acusado de presuntos abusos a sus alumnos/Desde
No nos podemos quejar, porque… tenemos lo que nos hemos buscado.
A nivel local,
Para que la cosa siga mostrando lo bien mandados que estamos; “en Zaragoza/ La alcaldesa de La Muela y otras 17 personas, detenidas en una operación anticorrupción” ¡Qué bien! Es verdad, todos somos iguales, disfrutamos de los mismos “beneficios”.
Como parece que no se puede meter en cintura a la sociedad, mejor, se la manda al éter; “La Policía Local contará con una oficina virtual para denunciar pérdidas y hurtos” Maravilloso, ya, ni siquiera ese mínimo consuelo de contarle a alguien el desafuero del que hemos sido victimas nos va a quedar. Te atracan, roban, hurtan, (más adelante secuestran etc.…) y se lo cuentas a una máquina que manda tus detalles a ese éter, a la nada, al paraíso virtual, a la entelequia de irrealidad. Es una actualización de forma barata y cómoda (para el Estado) de esa antigua invención del pueblo judío; el Muro de las Lamentaciones, donde van a darse cabezazos que el Muro acepta impasible. Aquí, nuestro muro ya es una máquina. Mejor, más progre.
Hasta mañana.
Pepeprado
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