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sábado, 27 de marzo de 2010

Don Bertrand

Nunca se sabe donde vas a encontrar el punto necesario de reflexión. Es sábado, tras santa Lola y dentro de un rato me voy para pasar uno de los mejores días de cada año, porque voy a estar con lo míos, mis amigos y compañeros de hace ni sé cuantos años, lo que significa que después posiblemente no esté ni para pensar.

Antes y mientras escucho música, he dedicado un tiempo físico y un espacio mental a reflexionar, cosa que hago, fundamentalmente, para que mis cuatro neuronas no se atocinen más de la cuenta. La reflexión me la ha traído un azucarillo, o mejor dicho, una de esas frases que ponen en las bolsitas de azúcar, para intentar dar un toque culto a esa ancestral y maravillosa costumbre de tomarse un café.

En este caso, y aunque no tomo azúcar para no estropear el café, sí leo esas cosas, (siempre se aprende algo), y la frase de este, es de Bertrand Russell, es decir de don Bertrand Arthur William Russell, 3er Conde de Russell, (18 mayo/1872- 2 febrero/1970), filósofo, matemático y escritor británico. Para aclararnos, un señor al que la inteligencia no se le suponía, la tenía demostrada. En el sobrecito, junto a la foto del este señor, serio, circunspecto y con pipa (como debe ser), saltaba la frase;

“Gran parte de las dificultades por las que atraviesa el mundo, se deben a que los ignorantes están completamente seguros y los inteligentes llenos de dudas”.

Me ha encantado, reconozco que, entre otras cosas, porque yo me considero un hombre lleno de dudas, y con la frasecita, el señor Russell me ha llamado inteligente, amén de tranquilizarme al decir que no tengo nada que ver con las dificultades de este puñetero pero agradable mundo. Una de las dudas, esta es nueva y me la ha despertado la estampada sentencia, es la siguiente, duda que se basa primordialmente en que este señor palmó en 1970, es decir, que no pudo conocer al señor Rodríguez, que en esos momentos tenía sólo diez añitos, ni ver en su salsa a las bibianas, las pajínes y los zerolos, esas lumbreras de la humanidad que nos llevan por el camino de la perfección. La duda es pues, si este señor, además de listorro acreditado, era un futurólogo de narices.

Cómo tampoco hay que pasarse pensando, no sea que vaya a cansar al cerebro, lo voy a dejar por hoy, pero eso sí, tendré que anotar un gallifante en el haber del señor inglés, no se diga que uno no sabe reconocer la verdad y ser agradecido.

Por eso, me voy a la cuchipanda y si termino en condiciones favorables, esta noche otra, con una Lola pendiente.

Pongo fotitos de la “mini procesión” de ayer, del colegio de la Plaza, que cada año me encanta ver, como promesa de futuro de algunas tradiciones, a pesar de las Juntas y los Gobiernos.

Hasta mañana.

Pepeprado

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