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miércoles, 22 de febrero de 2012

Abogados


Hay gente que es un verdadero filón para los abogados. Los marbellíes sin frontera (para las cuentas) han sido, son y serán una veta inagotable de juicios, apelaciones y elevaciones a las más altas instancias. Ahora está en el candelabro la alcaldesa rociera-pop, y esta va a dar que hablar, porque metió la mano no solo en la caja, también en la plantilla de la policía municipal, y se quedó con uno de ellos para su particular disfrute de servicios.
No es sólo aquí, en Francia les ha salido a los abogados galos, uno de esos clientes que valen un potosí para la profesión, no solo por la pasta que les dan a ganar, sino porque añaden una componente mediática que gusta a muchos de estos letrados; el señor Strauss Khan.
Este hombre no se sabe cómo le daba tiempo a ir al despacho, porque admite que estaba siempre de farra y alegría. Reconoce que además tiene una propensión casi enfermiza a bajarse los pantalones a cualquier hora y sacar al hermanillo chico a pasear. Lo más peor, como dicen algunos, es que esta afición a despelotarse y a montarse tinglados rarillos, no era cosa solitaria y recogida, se acompañaba de una corte de políticos y financieros de alto nombre y bajas pasiones, uno de los cuales ha argumentado que es difícil distinguir a una prostituta de una señora de bien cuando van en pelotas. Reconozcamos que este hombre se ha tenido que relacionar con pocas señoras, porque a las de este apelativo no las imagino despelotándose en plan gregario. Si hay una reunión de mujeres en cueros, como se decía antes, es difícil que sea una reunión de una congregación religiosa, es mucho más fácil que sean izas, rabizas,  y colipoterras (gracias señor Cela), en definitiva hetairas por contrato y en cumplimiento de su necesaria labor.
Para terminar con esto, el que se ha sumado a este circo, por méritos propios es el Yernísimo, que ahora por fin ha contratado a un abogado de los de verdad. A todos nos ha estado pareciendo que ese señor que sale en los telediarios (poco) y en los programas del corazón (mucho), no puede ser el que cargue con este chumbo legal. Más bien nos ha parecido a todos un personaje de guardarropía y hasta me niego a pensar que sea de verdad abogado. Tiene toda la pinta de un buen hombre al que le han pagado para que se lleve las primeras tortas mediáticas pero al que ni su propio presunto defendido le tiene el menor respeto, ya que no le cuenta nada de nada. Al final, quedará para eso, para tertulias cutres y desde luego, si es un profesional del derecho, estas apariciones no le han hecho ningún bien; tras ver como se desempeña, me da la impresión de que pocos clientes le van a salir.
Me voy, pero antes, dos notas esperanzadoras. La primera la de un ministro, el señor Wert, que ha dado una clase teórica sobre lingüística al interpretar correctamente que no es lo mismo tener un problema “de” dopaje, que “con” el dopaje, aunque me parece que estos giros gramaticales pueden ser demasiado para algunos “comunicadores”.
Lo otro, el subidón en la afición a ir a museos y exposiciones, donde ahora hay dos hitos; en Madrid, la Gioconda castiza, y en Málaga la Síndone. Aunque la mayoría de las visitas sean por pura morbosa curiosidad, bien está que haya afición a estas cosas, mejor que a GH y similares.
Hasta mañana.
Pepeprado

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