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viernes, 7 de junio de 2013

Los milagros

Soy de los que creen poco en los milagros. Si los hay, muy de tarde en tarde y en sitios especiales, pero eso de milagros diarios no me lo creo, de la misma manera que no me creo las apariciones a pastorcillos y similares sobre la copa de un árbol. El día que haya una aparición en una planta cuarta, o en una notaría me lo plantearé, pero hasta entonces, dudo.
Pero, sí creo que hay cosas muy cercanas al milagro. Acabo de ver una en la tele. Estaba hablando un ex ministro de don José Luís, y exactamente igual que todos, desde el momento en que ha pasado a la oposición, sabe perfectamente qué es lo que está mal y cuáles son las soluciones. Mientras ejercía de ministro, estaba permanentemente obnubilado, pero ahora, es una fuente de sabiduría.
Ojo, esto pasa a todos, a todos los partidos y a todas las tendencias. Mientras mandan, solo tienen tiempo para mirarse el ombligo y vitorear al jefe, no recobran la actividad neuronal completa hasta que los mandan a hacer puñetas. Se debería estudiar esto, y si es posible revertirlo.
Otro cuasi-milagro está siendo la reacción que se ha producido con la llamada Ley de Transparencia. Hasta hace nada, todo el mundo clamaba por una, y, por ejemplo, los sindicatos exigían que de la familia real se sepa hasta el tipo de cuchilla de afeitar que gastan, pero ¡oh, cuasi-milagro!, cuando se ha planteado esta ley, de pronto la exuberancia reivindicativa, la explosiva reclamación, se ha disuelto cual azucarillo en café caliente. Los sindicatos, que por una vez se han puesto de acuerdo con la patronal (otro cuasi-milagro) dicen ahora que “transparencia sí, pero para los demás, a mí que me dejen”. Fantástico, que patronos y sindicatos se pongan de acuerdo en algo es intrínsecamente bueno, pero que sea solo para esto, es una demostración de que en las altas cumbres respiran el mismo oxigeno, ese al que no tenemos derecho los demás. Sólo se me ocurre una palabra para estos milagros sobrevenidos; asquerosos.
Fuera, en Venezuela, el opositor dice que en censo electoral hay 200.000 muertos. Se la está buscando, el 200.001 puede ser él. Si quiere, que vayan allí los de la Memoria Histórica para buscarlos.
En Europa han dado un premio a doña Colau, por lo fina y educada que es. Lo ha dado quienes tienen que velar por la pureza de las leyes y costumbres. Muy bien.
Aquí, en otra muestra de democracia pura y dura, el Gobierno y CGPJ han renovado el TC. Queda igual de imparcial que antes, pero mirando para otro lado.
En Cataluña, que todavía es Aquí, una encuesta de esas en las que tampoco creo, ha mostrado el éxito de don Más, que cada vez va a don Menos.
En Málaga, dos puntadas (ojo, con la ene). Una es una muestra de gilitontéz neoprogre, hay un artículo que habla de “cocina neoclásica”. Me gustaría oír hablar de cocina mesolítica o de la paleo cristiana, a ver cuando apareció la tortilla de patatas.
Lo mejor, esto; “Limasa estudia instalar sensores para recoger la basura cuando estén llenos los contenedores”. Tengo que dejarlo, me da la risa floja.
Hoy hay Foro, arreglaremos el mundo.
Hasta mañana
Pepeprado

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