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viernes, 2 de mayo de 2014

Diferencias

Por ahí fuera sí que pasan cosas raras. En Japón, un banquero, simplemente por perder un millón de euros de clientes, se ha suicidado. Aquí, un millón es una minucia, y de suicidarse, ni flowers. Lo más, cuando ya sean muchos millones, prepararse un retiro con una indemnización millonaria. Además, los dejan.
Y de alcaldes ¿qué? Aquí a nuestros alcaldes se les pasa la mano, hagan lo que hagan y salgan en el sumario que salgan. En Toronto, sólo por los pequeños detalles de ser putañero, drogadicto y acosador, el suyo se ha tenido que pirar y está en paradero desconocido. Este, ya mismo pide la nacionalidad española.
Para que se vea la diferencia, las noticias de por aquí son más “significativas. Los de aquel gobierno tan justo y bueno, andan acoxonados pensando que les van a reabrir el Faisán, y puede que hasta salga alguien que decida ser capaz de decir la verdad. Y eso duele.
Más tranquilos están, porque ya están acostumbrados, los de la Junta de la Cortijá. Estos, en vez de pedir que se aclare lo de los cursos de Formación, prefiere que se investigue a ver quien ha filtrado el pufo. Es la puesta al día de aquello de matar al mensajero.
Claro, qué, es que andan distraídos con los asuntos de doña Susana y su consorte, para lo que han buscado cómo antídoto a la novia de don Juanma. Todo eso da mucho trabajo y no queda tiempo para gobernar.
En Málaga, dicen que está claro que las empresas del caso Edu, ese de repartirse los dineros, se crearon días antes de conseguir la pasta. O sea, que aquí se seguía el camino inverso. Se le avisaba a la people qué montaran una empresa y se les daba un  pastón. Claro, así, los clientes, naturalmente siempre los afectos al partido, brotaban como setas. Reconozcamos que se ganaba tiempo. Y lo más curioso, es que consiguieran crear una empresa en unos días, con lo complicado que eso es para el resto de los mortales, abrir un chiringuito, nada más y nada menos.
Con todas estas cosas, a la que ese suman los casi dos de cada tres jóvenes andaluces en el paro, suena a chiste eso de qué UGT y CCOO anden pidiendo esa especie de Plan Marshall Campestre qué, según ellos, consiste en que hay que darles la pasta a ellos para “la administren”. Visto cómo han administrado hasta ahora, darles a estos una perra, sería algo así como un suicidio financiero. Lo sorprendente es que aún tengan cara para pedirlo.
Por lo demás, mi plaza bien. Hoy, aun no ha venido ninguna manifestación ni han montado ningún tribuna o tablao. Estoy que no me encuentro.
Hasta mañana
Pepeprado

P.S.IMPORTANTE. Parece que hay un problema gordo con el Explorer (el navegador, no el coche). Por si las flies vulgo moscas), pasaros a Chrome o a Mozilla.

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